lunes, 23 de julio de 2012

Voices

Camina con paso firme y ligero, respiración acelerada y profunda, dientes apretados, puños cerrados con fuerza, tanto que incluso se clava sus propias uñas, mirada al suelo llena de odio y de lágrimas que se desbordarán de un momento a otro... Solo tiene ganas de gritar, enrabietarse como los niños pequeños que se tiran al suelo mientras lloran y dan patadas. Odia estar encerrada junto a su peor enemiga, odia no poder huir ni escapar de ella, se odia a sí misma. Desearía quedarse ahí tirada o simplemente correr muy lejos, sin rumbo fijo pero para desahogarse, lo que sea que le hiciera sentir que se aleja de esos pensamientos imposibles de borrar de su cabeza y que le destrozan por dentro. Pero no puede hacer nada de eso, África tiene llegar a casa antes de las 23.00 y con la "felicidad" típica de una adolescente que llega de pasárselo bien con sus amigos. Lo último que quiere en este momento es tener una discusión con su madre. Pasa dentro del portón y se dirige hacia la puerta de la casa, desvía vagamente la mirada hacia el espejo de la pared, un sentimiento de compadecencia propia se refleja y se transforma rápidamente en una falsa sonrisa en cuanto vuelve la mirada hacia la puerta.
- ¡Hola turista!
Afri responde con otra sonrisa al saludo de su madre a la que ciertamente ve poco en estos días, y sin decir palabra entra al aseo y cierra la puerta. <<Bah...>> es lo único que dice al verse de nuevo en el espejo del baño, esta vez la cara no es de pena, más bien es un gesto de asco. Suspira. Aparta con brusquedad la mirada y se sienta en el taburete. Ya está esa gilipollas dentro de su cabeza gritando otra vez, esas voces discutiendo sin que haya nunca ninguna ganadora. Áfri no lo soporta más y una lágrima resbala por su cara.
Pero una vez más no puede permitirse quedarse ahí y desahogarse o su madre sospechará. Así que respira fuerte, se seca con cuidado los ojos para no estropear el  maquillaje y se levanta con decisión dispuesta a entrar en escena con total normalidad. Está ya a punto de abrir la puerta pero se para un segundo para tomar una última decisión. No. Hoy no cenará. Ha merendado mucho y además no le apetece, necesita evadirse del mundo cuanto antes.
X abre la puerta y cruza algunos comentarios con su madre sobre aquella tarde, mientras coge el ordenador portátil y el cargador del móvil. Sólo tiene que esperar a que su madre se vaya a su habitación a dormir y empezará con su plan. <<"Ostias, María...">> Tiene que llamarla. Su madre le había dicho que la había llamado cuando no estaba, y eso, según lo acordado significaba que quedarían para la mañana siguiente. <<"Al pelo, toda una mañana repasando todas las situaciones que me han hecho volver a estar así...">> Tenía ganas de ver a María, hacía tiempo que no se veían y Afri echaba de menos a su "pupu", pero sabía perfectamente que quedar con ella conllevaría contarle todas las novedades de estos días, aquellas que en ese momento deseaba olvidar por completo...
- ¿Diga?
- ¡Hola pupu!
-Oh pu, te he llamado, ¿lo sabes? Pero como estabas por ahí de fiesta...
-Lo se, me lo ha dicho mi mami - dice X con tono infantil - Puff...Sí vamos, menuda fiesta tenía montada...Jajaja - Si ella supiera...- En fin, dígame usted.
- Sí, ¿no? Ya imagino... Jajaja Pues nada, que he hablado con mi amiga y que al final si podemos quedar tú y yo mañana por la mañana, ella está en la playa.
- Ah pues perfecto, ¿mañana a las 12.00 en la esquina de mi calle?
- Halaa, que tarde, que hace mucho calor y me tengo que bajar andando...
- Venga va, ¿a las 11.00?
-¡Perfecto! No te retrases como la última vez, ¡eh!
- Tranquila, seré puntual - África ríe otra vez.
- Bueno pupu, te dejo que estoy viendo Pulseras Rojas y ya sabes cómo soy yo con mis series.
- Sí que lo se, sí. Venga, hasta mañana pupu. Te quiero.
- Hasta mañana mi pu, te quiero.
Cuelga. Afri se queda pensando en la serie que ha mencionado María <<Pulseras rojas... Esos sí que son grandes, luchan contra un problema de verdad y ahí están, felices...>>. Trataba de un grupo de niños que están en el hospital tratando de superar un cáncer, disfrutando todo lo posible de su vida... Es una de esas cosas que te hacen pensar y darte cuenta de que tus problemas no son nada en comparación, aunque... Ciertamente el problema de África también tiene su importancia, ¿ o a caso no tiene realmente ese problema? ¿Será sólo una de esas situaciones que ella lleva al drama? Pero para ser sólo eso, ha estado a punto de... <<¡¡Pff..!!>> Ya ha empezado otra vez. Afri está confusa, perdida, no tiene claro ni lo que piensa ella misma, últimamente siempre se siente así.
Se asoma a la puerta de su habitación. <<¡Bien!>> W, la madre de África ya está acostada, su plan puede empezar. Apaga la luz, cierra la puerta, pone a cargar el móvil y empieza a mirar cosas en el ordenador. No le apetece hablar con nadie así que decide ponerse música y cotillear un poco Twitter como mucho. << ¿Y qué música me pongo yo ahora...?>> La chica siempre tiene el mismo problema, sabe que clase de música quiere escuchar, pero no conoce apenas grupos así que nunca sabe que buscar. Hoy especialmente, está de bajón, lo que implica lo que haría cualquier adolescente: Poner música triste que le hará sentir aún peor. ¿Masoquismo? Nah, ella prefiere llamarlo "Adaptarse al ambiente de la situación". Vale, eso está claro, pero  le sigue quedando la parte más difícil, encontrar una música triste que le guste. ¿Cómo puede hacer eso? Poner en el buscador de Youtube algo como "música para deprimidos" sería demasiado penoso, además, hoy no le valía cualquier canción, tenía demasiados pensamientos, voces y temas en su cabeza como para sumarle uno más. Otra decisión, no quería letra. Lo único que necesitaba Afri esta noche era una música que le ayudara a callar sus pensamientos. Eso, junto con la oscuridad de su habitación. era la receta perfecta para cumplir la ley de #MusicOn #WorldOff.
<<¡Ya lo tengo!>> De repente, la chica abre en una pestaña de Internet, el buscador de vídeos e introduce un nombre: "Yiruma". Enter.
Al pensar lo de la música sin letra, África ha recordado una canción de piano que le acompañó durante todo el verano pasado y fue la banda sonora de sus noches depresivas cuando acabó con su "primer gran amor". "River flows in you", tenía claro que no iba a poner esa canción ya que si lo que quería era dejar de pensar, recordar todos esos momentos de hace un año no era buena idea, pero la melodía era realmente preciosa y confiaba en que las demás canciones del autor también lo fueran.
Finalmente, África se decidió por poner una recopilación de los mejores temas de Yiruma. Eligió bien, pues todas sus melodías eran realmente bonitas.

No había escuchado ni un minuto de la primera canción cuando, su movil vibró. Un Whatsapp. Era de esperar. Áfri coge el móvil y mira la lista de mensajes, más de lo de siempre: el grupo de sus amigos, el grupo de las chicas y Cristina. Pero hay alguien más, alguien que llama un poco más su atención.
Se trata de Virginia, <<"Cómo estás??">>.
Las chicas se conocen desde hace más o menos un año, pero han empezado a estar más unidas en los últimos meses. Quizás lo que pasaba antes es que Afri veía a Virginia un poco...borde, fría con ella, pero a medida que la conoció y de enterarse del problema que había tenido, comenzaron a hablar más y llevarse bastante bien; quizás fue por que ya comprendía el por qué de su conducta ante determinadas situaciones o quizás porque simplemente se sentía identificada con ella, pero África le cogió cariño a esa niña.
No es que le extrañara el hecho de que Virginia le hubiera dejado un Whatsapp, pero le agradaba ver como su amiga con la que cada vez tenía más confianza, se preocupaba por ella. Resulta, que antes de llegar a su casa, África había mantenido una conversación con aquella chica durante el trayecto del autobús. Ambas sabían que podían hablar sin reparos la una con la otra sobre ese tema que les angustiaba tanto. Y nunca mejor dicho... Virginia había sufrido problemas de bulimia  y anorexia poco tiempo atrás, ha tenido varias etapas de recuperación y aunque ahora está mucho mejor, ha recaído un poco en la anorexia.
África, sin embargo, no podía decir que tuviera el mismo problema, al menos no del todo. Ella desde pequeña siempre ha sido la "gorda" de su clase, con la que se metían los criajos estúpidos del colegio. Eso siempre ha sido algo que ha marcado a la chica, hasta el punto que consiguió adelgazar 14 kilos recortándose un poco la dieta y haciendo ejercicio.
Siendo objetivos, África ahora estaba técnicamente en un peso ideal para su estatura y edad, pero la sociedad no opinaba lo mismo, o eso le parecía a ella.
Mirara donde mirara, ella veía a adolescentes delgaditas y monas, esas que conocen a todo el mundo y que además de tener a su novio guaperas a conjunto, tienen a 200.000 chavales detrás de ellas. Esas a las que describen en las novelas como la "chica guapa" y aparecen de protagonistas en las películas de amor, Afri veía por todos lados ese concepto de "Belleza" que se tiene hoy en día... Y luego se veía a ella, una chica normalucha, que cuando se sienta le sale algún que otro michelín, que cuando se compara con las otras, ve que de una pierna suya podrían salir dos palos de esos que las tipas aquellas llamaban piernas, ve a una chica que nunca ha conseguido estar en una relación poco más de un par de semanas, y que piensa que es por culpa de no estar lo suficientemente "buena" como para gustarle a los chicos en los que ella se fija.
Debido a esto, África ha seguido intentando perder peso después de esos 14 kg, pero últimamente ha pasado por varias épocas de estrés y cierta ansiedad típicas de la edad y esto ha hecho que su intento sea en vano. Kilo abajo, kilo arriba, se mantiene con pequeñas variaciones pero no logra su objetivo ya que, muy a su pesar, últimamente la fuerza de voluntad de la joven ha sido muy escasa y se pasa algo más de lo que debería con la comida.
Eso es algo que la chica odia, aun así trata de seguir con su intento y no darle mucha importancia, pero hay momentos en los que a África se le juntan muchos problemas y agobios en la cabeza, que de alguna manera u otra siempre acaban desembocando en el mismo punto: "Tienes que adelgazar y así no lo estás consiguiendo". Esa frase. Esa es la culpable de que África haya estado al borde de la bulimia en numerosas ocasiones, unas más cerca que otras, y por desgracia esta vez ha llegado al punto de intentar provocarse el vómito, aunque más tarde se echó atrás por miedo.
África sacude la cabeza, una vez más se había quedado pensando en esa extraña y odiosa situación en la que se encontraba. Pero debía contestarle a Virginia.
- Ahora estoy bastante más relajada pero te juro que cuando he bajado del bus estaba que no podía más, sentía una rabia...Solo quería gritar y se me han acabado salando las lágrimas... Y tú, ¿Cómo vas?
- Bueno... rara...

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